sábado, 7 de febrero de 2009

Las tendencias para la Educación Superior del Siglo XXI



Aportes como los de Drucker, Delors, la Unesco y otros autores estimulan a pensar la educación superior cada vez más como parte de contextos mayores en los cuales debe aprender a ubicar su misión yperfil singular:

PETER DRUCKER (1996)

(...) Se puede predecir sin temor a equivocarnos que en los próximos cincuenta años, las escuelas y las universidades cambiarán más y lo harán de forma más drástica que como lo han hecho desde que adoptaron su forma actual, hace más de trecientos años, cuando se reorganizaron en torno al libro impreso. Estos cambios los impodrán emparte las nuevas tecnologías -los ordenadores, los videos y las emisiones vía satélite-, en parte las exigencias de una sociedad basadas en el saber en la cual el aprendizaje organizado debe convertirse, para los trabajadores del saber, en un proceso que durará toda la vida, y en parte por nuevas teorías sobre la forma en que aprenden los seres humanos.


JAQUES DELORS (1996)

El siglo XXI que ofrecerá recursos sin precedentes tanto a la circulación y al almacenamiento de informaciones como a la comunicación, planteará a la educación una doble exigencia que, a primera vista, puede parecer contradictoria: la educación deberá trasmitir, masiva y eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimientos teoricos teóricos y técnicos evolutivos, adaptados a la civilización cognitiva, porque, porque son las bases de las competencias del futuro.

Simultáneamente, deberá hallar y definir orientaciones que permitan no dejarse sumergir por las corrientes de informaciones más o menos efímeras que invaden los espacios públicos y privados y conservar en rumbo en proyecyos de desarrollo individuales y colectivos. En cierto sentido, la educación se ve obligada a proporcionar las cartas naúticas de un mundo complejo y perpetua agitación y, al mismo tiempo, la brújula para poder navegar por él.

UNESCO (1998) Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI: visión y acción

La educación superior ha dado sobradas pruebas de su viabilidad a lo largo de los siglos y de su capacidad para transformarse y propiciar el cambio y el progreso de la sociedad. Dado el alcance y el ritmo de las transformaciones, la sociedad cada vez tiende más a fundarse en el conocimiento, razón de que la educación superior y la investigación formen hoy en día parte fundamental del desarrollo cultural, socioeconómico y ecológicamente sostenible de los individuos, las comunidades y las naciones. Por consiguiente, y dado que tiene que hacer frente a imponentes desafíos, la propia educación superior ha de emprender la transformación y la renovación más radicales que jamás haya tenido por delante, de forma que la sociedad contemporánea, que en la actualidad vive una profunda crisis de valores, pueda trascender las consideraciones meramente económicas y asumir dimensiones de moralidad y espiritualidad más arraigadas.

Pensamientos siempre actuales y vigentes que nos vienen señalando que en el siglo del aprendizaje la supervivencia de las organizaciones y las sociedades del mundo tecnológico y avanzado depende del desarrollo de habilidades de aprendizaje continuo. Y este motor del cambio del aprendizaje continuo es el desarrollo del potencial humano en todos los niveles, y el objetivo de la educación es satisfacer las necesidades de todos los aprendices.

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Sime, L. 2001. Universidad y curriculo: construyendo el cambio. Lima, PUCP.
Comisión Internacional sobre educación para el siglo XXI. Unesco. 2000





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