miércoles, 18 de agosto de 2010

LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN DEBATE

La escena política mundial de los últimos años ha estado fuertemente marcada por un intenso debate sobre la educación.


El Informe Mundial sobre la Educación 1993 de la UNESCO11, marcaba desde su Preámbulo, escrito por el Director General, la naturaleza del debate: «Quizás ahora más que nunca —comenzaba diciendo— la educación es centro de la atención mundial y objeto de consideración crítica. Las filosofías de los valores educativos se hallan en tela de juicio, la eficacia de los sistemas educativos se pone frecuentemente en entredicho... La educación se enfrenta a la vez con una crisis de fe y con una avalancha de esperanzas y aspiraciones a las que responder en un mundo que busca solución a tantos complejos problemas».

En septiembre de ese mismo año, el Banco Mundial dio a conocer otro documento que estaría destinado a jugar un papel singular, no sólo en el debate general sino esencialmente como orientador de las políticas y las acciones, que en materia de educación superior emprenderían varios gobiernos de los países iberoamericanos. Dicho documento, titulado «La enseñanza superior. Las lecciones derivadas de la experiencia»1, había sido elaborado por el Departamento de Educación y Política Social del Banco Mundial, como parte de una serie de estudios sobre los diferentes subsectores de la educación.

La crisis de los sistemas educativos en todo el mundo, y en particular en los países en desarrollo, pasó a ser motivo de controversias y polémicas cada vez más difundidas y de mayor profundidad.

En el caso de la educación superior, a pesar de la vastedad y complejidad de la problemática que su inmediato desarrollo y transformación involucra, el tema se centró casi exclusivamente en los aspectos económicos de dicha problemática, es decir, en la forma de financiar una actividad en constante expansión, debido a la creciente demanda social y al incremento de recursos que requiere su correcto funcionamiento. Enmarcado en esa misma visión reduccionista del tema, se propuso por parte del Banco Mundial la necesidad de redefinir el papel que, en tan crítica circunstancia, deberían jugar los gobiernos en la educación superior.

«...en la mayoría de los países en desarrollo el grado de participación del gobierno en la educación postsecundaria ha excedido con creces lo que se considera económicamente eficiente» afirma el mencionado documento del Banco, cuyo enfoque estaba orientado a «mostrar cómo los países en desarrollo pueden lograr el objetivo de una mayor eficiencia, calidad y equidad en la educación superior».

Para alcanzar ese fin, dicho documento sugería cuatro direcciones fundamentales como «Estrategias de reforma»:

* «Fomentar la mayor diferenciación de las instituciones, incluido el desarrollo de instituciones privadas
* Proporcionar incentivos para que las instituciones públicas diversifiquen las fuentes de financiamiento
* Redefinir la función del gobierno en la enseñanza superior
* Adoptar políticas que estén destinadas a otorgar prioridad a los objetivos de calidad y equidad».

En otra publicación posterior de ese mismo Organismo, se reforzaban y se concretaban, con mayor precisión, esas «estrategias de reforma». Yarzábal las analiza en su reciente publicación «Consenso para el Cambio en la Educación Superior»13 de la siguiente manera: «las medidas correctivas (propuestas para mejorar el rendimiento de la educación superior son): (i) privatizar la educación superior, (ii) (suprimir) su gratuidad, implantando el cobro de matrícula, (iii) crear instituciones no universitarias de nivel terciario, y (iv) quitar prioridad a la investigación en las universidades públicas».

Ante propuestas de tan significativa magnitud y trascendencia para el desarrollo educativo, económico, social y cultural de una nación, resulta imperioso analizar cuidadosamente y a fondo la realidad «tal cual es», para estimar si el enfoque estratégico planteado por el Banco Mundial es el correcto, y si las medidas sugeridas son las apropiadas para superar el histórico y creciente retraso regional en materia de conocimiento, de ciencia y de tecnología.

Comencemos por conocer cuál es la realidad de la educación superior en América Latina. Para ello analizaremos algunos indicadores pertinentes, veremos su evolución en los últimos años y los compararemos con los correspondientes a otras regiones del planeta. De esta manera podremos comprobar y apreciar cabalmente la validez, al menos para Iberoamérica, del concepto antes señalado, que sostiene que «...en la mayoría de los países en desarrollo el grado de participación del gobierno en la educación postsecundaria ha excedido con creces lo que se considera económicamente eficiente».

http://www.rieoei.org/rie21a03.htm

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