El 2010 es un año especial pues se cumple el centenario de esta emblemática e histórica fecha, impulsada por la acción y la lucha de las mujeres socialistas europeas para el reconocimiento de sus derechos como trabajadoras y ciudadanas.
El origen del Día de la Mujer se remonta al año 1909 las obreras de la fábrica de blusas Triangle, en New York, emprendieron una fuerte lucha por hacer frente a las condiciones de extrema explotación a las que eran sometidas, las que consistían en: jornadas de 15 horas al día, en medio del hacinamiento, sin las condiciones de seguridad y de higiene mínimas y sin derecho a sindicalizarse. Súmese a esto que sus jornadas debían realizarse encerradas con candado y bajo la supervisión constante de los capataces y que cada error o demora implicaba una multa inmediata a las trabajadoras.
Ante estas condiciones a las que eran sometidas, las obreras respondieron con una gran movilización que sería conocida bajo el nombre de la Sublevación de las 20.000 Costureras. En medio de la gran protesta, las mujeres no sólo desenmascararon la explotación a las que las sometía los que ostentaban el poder económico, sino que además instauraron la demanda: “A igual trabajo igual salario”. Demostrando con ello que bajo el capitalismo, la mujer trabajadora sufre una doble opresión, tanto por su condición de clase como por su condición de género.
El 25 de marzo de 1911 se produce un incendio en la fábrica Triangle con las trabajadoras dentro de las instalaciones. El edificio se convirtió en una trampa mortal: las salas y los accesos a las escaleras estaban con candado y quienes lograron acceder a las escaleras se percataron que tales estructuras no existían o que no llegaban hasta el suelo. Por si fuera poco las escaleras de bomberos no eran lo suficientemente largas (sólo alcanzaban hasta el sexto piso). El resultado final fue cientos de obreras heridas y 147 muertas. Hecho que causó una gran indignación en las mujeres trabajadoras, que en un mitin entierro en el Teatro Metropolitano, transformaron su llanto en un inmenso estruendo, en medio de las fuerzas policiales que rodeaban el lugar.
A un siglo de la sublevación de las 20.000 costureras: Queda en evidencia, entonces, que el 8 de marzo no reivindica a la mujer en abstracto, sino que, por el contrario es una conmemoración de clase, que recuerda y rinde homenaje a las obreras revolucionarias. Esta conmemoración es muy significativa. Pues, termina por desmentir las falsas teorías, que sostienen que la mujer es inferior respecto al hombre o que posee una naturaleza deficitaria. Tanto la mujer como el hombre pueden desempeñar cualquier labor, incluyendo la dirección de los procesos.
Es por esto, que poco importa si se tiene o no a una mujer en el gobierno o en los ministerios. La situación no cambiará en absoluto si estos personajes, aunque sean mujeres, se ponen al servicio de los planes de los que más tienen y que hoy más que nunca, descargan el peso de las crisis financiera en las espaldas de los trabajadores. A un siglo de la gran movilización de las costureras, en pleno siglo XXI hay lugares donde se sigue el explotando al y la trabajadora. Frente a esto nuestra labor no puede ser otra que seguir luchando. Ese será nuestro mejor homenaje a las mujeres del mundo.
Por ello, la forma de celebrar esta fecha no obedece a recursos propagandísticos electorales ni ambiciones de incrementos en la burbuja financiera, y es que no festejamos dándonos abrazos, ni aplaudiendo que más mujeres asuman cargos de alto rango político en el gobierno; celebramos en lucha y combatiendo todos los días por articular un movimiento liberador porque entendemos que la equidad de género (punto de quiebre de las feministas ortodoxas) obedecerán a todo un proceso de revolución, el cual logre articular a la mujer como uno de sus principales agentes de cambio.
La mujer se ha desenvuelto con ahínco en el campo de la ciencia, la producción de la música, la literatura, en la guerra, en el cuidado de los hijos, en la administración de la casa, en la dirección de un cargo público o privado. Pero tampoco podemos caer sólo en la agitación gaseosa de levantar la participación de las mujeres; debemos también incentivar y concretizar su estudio en la situación actual de la problemática femenina, eje que aportará en la articulación de una evaluación tesonera del proceso de su lucha.
La inserción de la mujer en los diferentes campos de la vida social contemporánea a escala planetaria ya no sorprende, prácticamente, a nadie, aunque - producto de esa visión etnocéntrica inculcada durante siglos por la llamada civilización occidental- todavía se vea relegada y discriminada en muchos de los países asiáticos y africanos, sin excluir algunos pertenecientes a nuestra América. Sin embargo, los avances en este sentido no han sido producto del azar ni menos de la indulgencia o comprensión de los hombres, sino el resultado de una larga lucha emprendida por las mujeres; unas, en el ámbito laboral; otras, en lo político y en lo social. Todas enlazadas en la lucha común contra lo que podríamos denominar machismo de Estado, respaldado por las jerarquizaciones establecidas, la supremacía económica, el miedo religioso, el autoritarismo, el sexismo, el racismo y la simple negación de la libertad que han padecido -de una u otra forma- las mujeres a través del tiempo.
Emitimos nuestro saludo a todas las mujeres por su participación activa, de forjadora esperanza, de inquebrantable lucha, a todas ellas, a las que entregaron su vida en la construcción de un mundo nuevo y justo, a las trabajadoras, docentes, estudiantes, a nuestras madres, a todas un feliz aniversario.
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